¿EXISTE LA MEDIA NARANJA? 3ª PARTE

MEDIA NARANJA by SCHNEIDER

Retomando ese extraño expediente X, o XXL debido a su compleja complejidad, en el que se cuestiona la existencia de la media naranja nos encontramos con un periodo de vital importancia en la vida de eva: los años comprendidos entre los 30 y los 40.

Dándole importancia a la citada década no deseamos de ninguna forma restar interés y valor al resto de edades evísticas pero, tal y como se vio en las partes 1 y 2 hay períodos de la vida en las que un naranjazo deja mayor y más profundo chichón en eva, años en los que el TROMBOCID emocional no surte efecto y el hematoma amoroso pica, escuece y es más morado que la vesta de un capuchino en semana santa.

Pues bien, imaginemos a eva y hagamos de nuevo un ejercicio de creatividad mental, algo de lo que eva sabe mucho dado su potencial para complicarse la existencia y no aburrirse ni una pizca. Visualicémosla en la piel de la que os escribe. Con unos todavía preciosos treinta años, más o menos satisfecha con su vida… ¿o no?

A los treinta añitos eva ya ha tenido su primer hijo y su primer casi de todo. Es lo que los estudiosos llaman la edad ¿y ahora qué?

Tras tener un hijo y pasar esa temporada en que las caras del prisma que es eva se reducen a dos, eva se plantea más o menos conscientemente qué le espera detrás del túnel vital o la antesala del mismo.

Nos referíamos a las caras del prisma vital de eva. Este punto es el ideal para explicarlo. Eva nunca es eva  a secas, eva sola, únicamente eva o como quiera decirse. Eva está en el interior de un prisma cuyas caras van variando a lo largo de su vida: eva mujer es una; eva persona es otra; eva amiga, eva esposa, eva amante, eva trabajadora, eva madre…caras de un prisma que a veces, otro ser con caras –o con mucha cara, en algunas ocasiones, es decir adán- no sabe interpretar o distinguir.

Eva transita ocupada con la botellita de DAYA MINERAL en una mano (las vitaminas que damos a los niños pequeños durante los primeros años de su vida), la arielita en la otra, los pañales en un bolsillo, el libro de recetas de Arguiñano en la otra y sus pensamientos, a  miles en su linda cabeza.

Eva no sabe quién le ha dicho eso, o qué extraño virus se le ha instalado en el cerebelo, pero está secretamente convencida que de los 30 a los 40 ha de prepararse para examinarse de una reválida vital muy particular, tan particular como el patio de su casa (que ya ha limpiado antes de irse a tomar un café con sus amigas). El examen, de preguntas cerradas y nada de opiniones personales, dictaminará si es una eva como mandan los cánones, si es una mamá preparada, si es una compañera comprensiva, una esposa cariñosa y flexible y si, además, es una hija modélica. Vamos, en pocas palabras, eva no ha de ser eva ni megaeva sino una especie de cibor con los distintos aparatajes probadamente full quality.

A saber:

-El aparataje sexual: eva está en una edad estupenda para no utilizar la táctica archiconocidísima del gelocatil. Eva debe querer sexo casi cada día.

-El aparataje cognitivo e intelectual: eva ha de estar preparada para mantener conversaciones de cierto nivel pero además ha de tener en stand-by, por si las flies, el mecanismo con el que se supone que toda eva viene equipada de serie, el mecanismo de “sin pasarse”. Eva ha de pensar, razonar, tener ideas pero…sin pasarse. Si eva antes de los 40 ofrece indicios de que se cuestiona algún principio, idea, norma o convicción…mal asunto. Como adán no puede decirle que es fruto de una depresión post-parto, ya que el bebé ya tiene unos pocos añitos, atribuye los rebotes existenciales de eva a su supuesta complejidad innata “mira que eres complicada, hija, parece mentira, pero si no te puedes quejar (y aquí empieza a usar el plural escudo), TENEMOS una casa chulísima, TENEMOS dos coches; TENEMOS un trabajo, TENEMOS…, no sé qué más quieres”

-el aparataje emocional: se supone que el amor es una ecuación matemática que prueba la existencia de las progresiones aritméticas. Si ya estás unos añitos con tu supuesta media naranja, el amor entre las dos mitades cítricas, así por decreto ley, ha de ir en aumento progresivo.

Eva no tiene mucho tiempo de plantearse sus dudas acerca de la variedad cítrica que tiene al lado de los 30 a los 40. Anda ocupada intentando formar ella sola un equipo de relevos, su auto-equipo, para superar la prueba de la maternidad, el matrimonio, el trabajo y otros pluses que no se manejan con un mando a distancia ni se contratan por 10 euros mensuales y los puedes poner en tu salón, como dice el graciosísimo anuncio lleno de hippies de la tele.

Un poco anestesiada por tanto ajetreo de intendencia vital, eva no es consciente plenamente de que su convencimiento transitorio y pasajero acerca de la existencia en firme de su medio cítrico no va a sustentarse in eternum.

Eva va y viene y…por el camino SOLO a veces se entretiene.

Vale, tiene una casa, un trabajo, un niño, un coche, un trabajo, una media naranja a la que ve algunas horas al día y con la que ya está entrando en la fase de “menos es más”…

Dicha fase se caracteriza por el acusado y notorio descenso del número de oraciones compuestas, coordinadas o no, que se intercambian eva y adán. Es la fase de la vida en que uno y otra andan intentando ubicarse en los mundos, y no me refiero a los paranormales únicamente: el mundo laboral, familiar, emocional y etccceceal.

Las frases que van de eva a adán y viceversa son pocas, son simples –numerosos estudios subrayan la ausencia probada de yuxtaposición en ellas- y giran en torno a 2 ejes: el hijo  o los hijos y la intendencia casera (¿tenemos que ir a Carrefour el sábado? ¿Has visto dónde está mi pantalón de Prada negro?…).

Menos es más.

Menos frases son más distancia, más acidez entre los cítricos.

Hay un pensamiento que merodea la mente de eva, cuando no está haciendo mentalmente la lista de objetos que ha de comprar o las tareas que ha de realizar o gestionar: “¡¡¡¡¡Joder, si no existe la media naranja, por lo que yo estoy comprobando en los momentos que se dan entre instantes anestesiados, ¿qué fruta es ésta con la que ya llevo casi 12 años? ¿No es mi media naranja? ¿Qué es entonces? ¿Una mandarina? JODER!!!”

Eva, un día, se da cuenta de que acaba de recibir un nuevo naranjazo. Esta vez el impacto no es leve, el pronóstico no es Terminal pero se aproxima a un pronóstico grave: TIENE 40 tacos. Un naranjazo a esta edad no es una prueba de que el error ayuda a aprender es…un hostión, un recordatorio de que eva ha caminado un tramo vital extenso y ha tomado una ruta quizás muy equivocada.

Un impacto naranjil a esta edad no se va con una nueva cata de otra naranja, ni mucho menos.

Adán, cuando eva le plantea: “¿Ves este chichón, esta moradura? !ES TU NARANJAZO¡ Padece un shock perfectamente comparable al naranjazo que ha impactado en el centro emocional de eva. Primero, adán, achaca este aumento de visión visionaria de eva a cuestiones hormonales: “¿Tienes la regla, verdad, cariño?”

Posteriormente, y tras distintos intentos de llevar nuevamente a eva al terreno de la anestesia emocional, el proceso de desnaranjización, llamado separación y divorcio, se inicia.

La mitad cítrica de eva se acidifica. La de adán también.

Eva comienza a odiar hasta a las limas, limones y mandarinas. No quiere escuchar a nadie hablar de amor, medias naranjas, mitades emocionales ni leche. Le entra la preocupación por su salud, la emocional y la otra: “JODER, ¿y si en lugar de zumo de naranja me paso a la soja?”

Como rebote, Eva, con cuarenta todavía-bastante-agradables-años entra en la secta de “NO EXISTE LA MEDIA NARAJA, PODEMOS TODOS LOS NARANJOS, LOS ADANES, DEL MUNDO MUNDIAL”.

Como rebote, eva decide entrar en barbecho emocional, existencial y sexual. Tras haberse dedicado al cultivo intensivo del nabo y el melón, eva quiere dejar, dejarse a ella misma, en barbecho, en stand-by por si un día el destino…le trae un tío estupendo.

Y eva, al escucharse pensar esto se dice a ella misma: ¿SERÉ GILIPOLLAS? ¡PUES NO ESTOY SALIENDO DE UN NARANJAZO Y TODAVÍA CREO QUE EXISTE UNA MEDIA NARANJA PARA MÍ! ¿PERO CÓMO NARICES PUEDO SER TAN HEIDI? JODER!!!!”

Así, con estas dicotomías, que para Freud serían una prueba de que existe el bipolarismo o rasgos paranoicos bipolares en eva desde el principio del mundo, eva se dispone a entrar en otra fase evística: de los 40 a los 50, en la que la media naranja se convertirá en un medio…KIWI!!!

Pero eso ya os lo contaré.

Ahora para terminar, leed lo que dice la página de la asociación de cítricos consultada, no tiene desperdicio.

-Propagación: En teoría en los cítricos es posible la propagación sexual mediante semillas que son apomícticas (poliembriónicas) y que vienen saneadas. No obstante la reproducción a través de semillas presenta una serie de inconvenientes: dan plantas que tienen que pasar un período juvenil, que además son bastante más vigorosas y que presentan heterogeneidad.

SIN COMENTARIOS, tras la propagación sexual, ala, los inconvenientes, JODER!!!!

-Principales factores a tener en cuenta para la elección de la variedad: La elección depende en gran medida de la postura o carácter del agricultor: puede inclinarse hacia variedades especulativas, más arriesgadas y con un comportamiento futuro incierto o hacia variedades más estables y arraigadas.

¿CAMBIAMOS LA PALABRA AGRICULTOR POR LA PALABRA EVA?

-Una de las variedades son las sanguinas: variedades muy productivas, en las que la fructificación predomina sobre el desarrollo vegetativo. Son variedades con brotaciones cortas y los impedimentos en la circulación de la savia dan lugar al endurecimiento de ramas. Destaca la variedad Sanguinelli.

En fin, esta es la perfecta descripción de la media naranja que hemos descrito en esta tercera entrega del expediente X: empieza a entrar en un modo vegetativo, sus “brotaciones” son cortitas (jajaja) y se “endurecen” sus ramas y su piel.

SIN COMENTARIOS ¿no?